Desde el año 2000 no es obligatorio estar colegiado/a para poder ejercer como agente inmobiliario/a. Sin embargo, desde API apostamos por que cualquier profesional que desee dedicarse a esta digna profesión debe cumplir con unos compromisos, sin duda.
De ahí nace nuestro código ético.
En cada comunidad autónoma española los profesionales deben respetar y cumplir diferentes exigencias. Además de estas obligaciones, nuestro código ético establece unos valores y unos principios por los que nuestros agentes deben regirse. Estos principios derivan en un código de conducta, con régimen sancionador, al que todos nuestros agentes se someten de forma voluntaria.
La razón de ser de la profesión de API es conseguir que cualquier ciudadano tenga la posibilidad de acceder a la compraventa o alquiler de cualquier inmueble con las garantías éticas y legales suficientes que ello supone.
En definitiva, la profesión de API garantiza la formación necesaria para conocer todos los derechos y obligaciones derivados de una transacción inmobiliaria.
Para que este objetivo se cumpla, es imprescindible que todo profesional tome conciencia de la responsabilidad que tesorea. Sin ética, sin unos principios y unos valores rigurosos, sin un alto nivel de compromiso y de actualización persistente de los conocimientos, nada sería posible.
Estamos seguros.
Por eso, una de nuestras principales preocupaciones es acompañar a nuestros agentes inmobiliarios para que lleguen a altos estándares profesionales.
Y todos aquellos agentes que forman parte de nuestro colectivo se comprometen a desarrollar su actividad de acuerdo con unos principios sólidos que son, precisamente, aquellos que convierten a un/a API en el profesional inmobiliario/a de referencia del mercado.